QuéPasaColima.- A pesar del progreso de las mujeres en
el arraigo de la culpa asociada a la libre expresión de su sexualidad, hay un
mensaje que sigue sobrando y que muchas mujeres han recibido en algún momento
de su vida, advirtiéndoles de no tener sexo en la primera cita “porque podría a
arruinar sus posibilidades de una segunda cita.” Los inputs consecuentes en
áreas religiosas, biológicas, científicas y de autoestima relacionadas con este
mensaje, van más allá del alcance de ésta publicación. Pero el hecho es que el
discurso es muy gris y confuso para las mujeres en cuanto al tema de tener
relaciones sexuales temprano en una relación.
En lugar de
explorar por qué hay diferencias entre las expectativas de los hombres y las
mujeres en una primera cita, ésta reflexión está escrita para las personas que
sienten el impulso de realizar una apología cuándo se expresan y responden
libremente a su propia sexualidad. Es para las personas (mujeres y hombres) que
no quieren sentirse culpables por perderse en la experiencia, sin importar el
resultado.
En su mayoría,
cuando las mujeres están saliendo con alguien, tienen embebida en su conciencia
la idea de que si ceden a sus deseos en la primera cita, algo se echará a
perder a largo plazo. Por lo tanto, tener sexo en la primera cita puede dejar
una sensación de vulnerabilidad e incluso vergüenza. Si bien, ésta dinámica
puede suceder una y otra vez en el mundo de las citas o encuentros casuales,
para muchas se contrapone directamente a la forma en que se comportan en sus
carreras y en sus vidas cotidianas, donde se pueden sentir con mayor confianza
en el rol que juegan y las funciones de poder que tienen definidas.
Una mujer que sigue
encontrando maneras de sentirse empoderada, puede a su vez ser más consciente
de sus necesidades y deseos para sentirse más libre de actuar en consecuencia
de ellos, independientemente de qué tan temprano emerjan en una relación
potencial. La dificultad resulta cuando se han entregado a sus deseos, y ahora
recuerdan, dolorosamente, a la luz del día que podría haber arruinado el futuro
potencial de esa conexión, ya que se entrego a sus deseos “demasiado fácil”.
Sí, fue mutuo y recíproco, pero en su mente, y en la mente de mucha gente de
todo el mundo, es su responsabilidad si el hombre no las vuelve a buscar otra
vez, porque a pesar de que él estuvo involucrado en la decisión, la expectativa
sigue siendo que la mujer determine el cuándo y el dónde debe de suceder.
La cantidad de culpa
y vergüenza a la que potencialmente se exponen las mujeres por actuar sobre sus
deseos “demasiado pronto” puede ser confusa y abrumadora, sin importar que tan
agradable haya sido la experiencia en ese momento. Ir en contra de la
“sabiduría convencional”, especialmente cuando la relación pierde fuerza en las
repercusiones, puede contribuir a erosionar su autoestima. Lo que se sintió
bien cuando estaba pasando, ahora se ha convertido en una infusión de dudas,
inseguridad y la sensación de que algún tipo de auto-compromiso ha sido
violado.
Hay una fuerte
tendencia en el cambio de perspectiva, cada vez más mujeres (y hombres) son
capaces de verse a sí mismas bajo un scope positivo al correlacionar la
decisión de la acción con lo que sintieron en ese momento. Al confrontar los
atavismos y todas las señales mixtas de la sociedad, la familia, la historia,
la religión, y el resto, resulta injustificable la culpa por expresarse
libremente, incluso si más tarde hay emociones más complejas, respuestas y
percepciones que lleguen a surgir en los desenlaces de una relación.
Es importante ser
congruentes en nuestra individualidad con el proceso de selección de pareja, ya
sea atendiendo nuestros deseos sexuales en encuentros casuales o si buscamos
establecer una conexión duradera en fast track con alguien más. El discurso de
perdurabilidad de una relación debe ser ajeno a las señales que enviemos a
través de nuestra sexualidad y más atento a las reacciones químicas y
provocativas que nos genera una persona (ya sea hombre o mujer).







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